Candace Buckner columnista del diario Washintong Post desde el 2016. Ha escrito columnas deportivas y críticas desde finales de 2021, y aseguró que «en París encontré el amor verdadero: el balonmano por equipos». Durante sus primeros tres años en el cargo, ha obtenido dos veces los honores de Top 10 en redacción de columnas.
“¿Es el balonmano el mejor deporte jamás inventado? Esa es una pregunta capciosa. Por supuesto que lo es. Ni siquiera un debate. Y sólo hizo falta un viaje a París para darme cuenta de la belleza y la brutalidad de este deporte.” Expresó en su cuenta de X
“Encontré el amor verdadero en París. Su nombre es balonmano por equipos. Descubriendo un deporte desconocido y un mundo completamente nuevo en los Juegos Olímpicos de París.” […] “Es como jugar baloncesto al estilo de los 80 en una rave. La mayor acción que puedas imaginar en un partido de 60 minutos. Los mejores jugadores pueden parecer elegantes bailarinas mientras vuelan para marcar goles.” Comentó Candace.
“Muchos de nosotros en Estados Unidos hemos estado viviendo en la oscuridad del balonmano. Podríamos pensar que seríamos dueños de este deporte si lo practicáramos; esa discusión surge en casi todos los Juegos Olímpicos. Pero ¿cómo podemos dominar el balonmano si apenas le prestamos atención? Tontos nosotros. Podríamos aprender algo del resto del mundo. Durante las rondas preliminares de los Juegos Olímpicos, hay equipos masculinos y femeninos que abarcan desde América del Sur hasta el norte de África, el este de Asia y Escandinavia. Sus bases de fans también viajan, portando banderas, cantando y viviendo en un centro de convenciones que ha sido reutilizado para convertirlo en un espacio íntimo”, aseguró.
«No es para débiles»
Buckner continúo agregando que “Apenas unos minutos después del partido femenino del domingo entre Brasil y Hungría, me di cuenta de que este deporte no es para débiles.” […] “Hay un gran jugador en el medio; Las ofensivas intentan atraer a la defensa y luego patearla hacia el ala para generar oportunidades de gol. Aparte de eso, todavía no entendí las reglas. Pero tal como yo los entiendo: los jugadores corren de un lado a otro de la cancha y pueden driblar la pelota del tamaño de la palma de la mano sólo cuando les apetece. (En realidad, es después de cada tercer paso)».
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La columnista continúo : «Usan una especie de material pegajoso de Spider-Man para poder atrapar la pelota, enrollarla en la mano y luego lanzar calentadores a la cabeza del portero. (Es solo resina, y apuntan a una portería de tres metros de ancho y dos metros de alto). Y además, los defensores pueden lanzarle la mano a cualquier atacante que intente anotar. (No, en realidad no. Demasiado contacto justificará una suspensión de dos minutos para un jugador).”
“Los aficionados brasileños y húngaros apretujados en las gradas proporcionaron una ola constante de canciones y celebraciones. Cuando el “Ejército de las Siete Naciones” resonó en la arena, comenzaron a pisotear. El tipo cuyo trabajo se suponía era simplemente anunciar los goles, se convirtió en DJ y gritó ante el micrófono “¡Aplaude! ¡Aplaudir! ¡Aplaudir!» Esta multitud incluso hizo que la ola pareciera genial. Luego, justo después de que Hungría ganara con un gol sonando la bocina, no pude escuchar mis propios pensamientos por el ruido de los fanáticos”
“Este deporte es la lección de vida que me recuerda que el mundo es más grande que mis fronteras. Y que está bien sentirse pequeño mientras se aprende algo nuevo. Lo más importante es que el balonmano me ha enseñado que, cuando surge un problema, hay que intentar atacar por el medio y utilizar siempre el collarín.” Concluyó la columnista.
Aquí encontrarás la columna con más detalles en el Washington Post: Team handball is virtually unknown in the United States. That’s our loss. – The Washington Post
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Por: Martina Gallo
